Cuando llevamos mucho tiempo esperando por el gran amor de
nuestras vidas, es muy fácil creer que cada vez que aparece un buen hombre,
debemos hacer hasta lo imposible para atraparlo. Comenzamos así, a darle lo
mejor de nosotras, nuestro cariño, amistad, confianza, consejos, consuelo y
tiempo, con la esperanza de que algún día ese hombre se vaya dar cuenta de que allí
estamos, esperando a que se dé cuenta de que existimos.
Pero a lo largo de mis años, he aprendido que cuando un
hombre te mira sólo como su amiga, es muy difícil que cambie de opinión y que
te comience a mirar de una manera diferente. Tal vez alguna si lo ha logrado,
pero no ha sido mi caso.