En este día quiero compartir
con ustedes mi experiencia sobre la amistad, ya que ha sido y sigue siendo parte
fundamental en mi vida.
Siempre he sido una mujer de
pocos amigos, pero puedo decir que los pocos que tengo son verdaderos amigos. Especialmente
quiero mencionar a tres de ellos, uno me enseñó el camino que conduce a
Dios y con él conocí lo que es el amor de una amistad verdadera; el otro hizo que
descubriera lo mejor de mí y además me guió para que fuera una mujer libre y
feliz, y el último que conocí, me ha inspirado a luchar por mis sueños, a ser
un mujer fuerte, optimista y sin miedo.
Por esta razón yo creo en la amistad
verdadera y me sorprende cuando veo en la redes sociales frases que dicen que
los amigos no existen. Los amigos sí existen, el problema es que los buscamos
en lugares inadecuados o abrimos muy rápido nuestro corazón a alguien sin
conocerlo a fondo.
Una amistad es fácil de
reconocer, ella no es simplemente tener a alguien con quien salir a una fiesta
y disfrutar un noche. La amistad es tener a tu lado a alguien que te de una palabra
de aliento cuando sientes que el mundo se derrumba a tus pies; alguien que te
apoye cuando todos te han dado la espalda, alguien que limpie tus lágrimas y
que además haga tonterías para hacerte reír y verte feliz nuevamente; alguien
que sepa escucharte y aconsejarte, que sea capaz de regañarte cuando vas por
mal camino y que te acepte con tus defectos y errores sin juzgarte, pero que sea
lo suficientemente sincero para corregirte.
Si en estos momentos de tu vida
tienes a esa persona que te ha brindado su amistad incondicional, préstale atención,
no la dejes ir, fortalece esa amistad; así como se construye una relación de
pareja, con pequeños detalles, así también se construye una amistad sólida.
Para concluir les dejo este
pasaje de la Biblia donde habla sobre la verdadera y falsa amistad (me encanta
leerlo):
“Las palabras dulces
multiplican los amigos y un lenguaje amable favorece las buenas relaciones. Que
sean muchos los que te saludan pero el que te aconseja, sea uno entre mil. Si
ganas un amigo, gánalo en la prueba, y no le des confianza demasiado pronto. Porque
hay amigos ocasionales, que dejan de serlo en el día de aflicción. Hay amigos
que se vuelven enemigos, y para avergonzarte, revelan el motivo de la disputa. Hay
amigos que comparten tu mesa y dejan de serlo en el día de la aflicción. Mientras
te vaya bien, serán como tú mismo y hablarán abiertamente con tus servidores; pero
si te va mal, se pondrán contra ti y se esconderán de tu vista. Sepárate de tus
enemigos y sé precavido con tus amigos. Un amigo fiel es un refugio seguro: el
que lo encuentra ha encontrado un tesoro. Un amigo fiel no tiene precio, no hay
manera de estimar su valor. Un amigo fiel es un bálsamo de vida que encuentran
los que temen al Señor. El que teme al Señor encamina bien su amistad, porque
como es él, así también será su amigo.” (Eclesiástico 6, 5-17)
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