Amigas, les pregunto si se sienten identificadas con esto:
haces todo por alguien y cualquier cosa por agradarle, así esté en contra de
tus principios éticos, morales y religiosos; le das todo tu tiempo y cambias
tus gustos por los gustos de esa persona; la llenas de detalles, ternura y
cariño; le dices constantemente: “te
quiero”, “te amo”, “eres lo mejor de mi vida”, “no puedo vivir sin ti”; te
sientes culpable por no recibir el afecto que quieres a pesar de dar todo el
tuyo; justificas el poco amor recibido, “es su manera de amar”; minimizas sus
defectos, “nadie es perfecto”; sigues creyendo que hay amor donde no lo hay, “yo
sé que todavía le gusto”; insistes en recuperar un amor perdido, “intentaré
nuevas estrategias de seducción”. Y a pesar de tu desgaste,
lo que recibes a cambio es indiferencia, frialdad y desprecio.
Si es así, es hora de detenerte. Estás apegada a una persona
y en la mayoría de los casos, eso no es amor, porque el amor te permite ser
quien eres con toda libertad. Lo que lleva a una situación
de apego afectivo es la baja autoestima, el miedo a estar sola o a ser
rechazada y creer que la felicidad depende de otra persona; por lo tanto “no
me importa si me quieren o no, sólo necesito estar al lado de alguien para sentirme segura”.
Una de las soluciones: ¡Sé realista! mira la situación como
en realidad es, no te engañes. Trabaja en tu estima, fomenta en ti el
autorrespeto y el autocontrol. Ámate primero para que alguien más
pueda amarte. Mírate al espejo y di: Soy valiosa. Cualquiera no merece mi amor.
Soy libre para decidir. Merezco que me amen. Y Recuerda que “quien te quiere no
te lastima”.
En resumen: “El merecimiento no siempre
es egolatría, sino dignidad. Cuando damos lo mejor de nosotros mismos a otra
persona, cuando decidimos compartir la vida, cuando abrimos nuestro corazón de
par en par y desnudamos el alma hasta el último rincón, cuando perdemos la
vergüenza, cuando los secretos dejan de serlo, al menos merecemos comprensión.
Que se menosprecie, ignore o desconozca fríamente el amor que regalamos a manos
llenas es desconsideración o, en el mejor de los casos, ligereza. Cuando amamos
a alguien que además de no correspondernos desprecia nuestro amor y nos hiere,
estamos en el lugar equivocado. Esa persona no se hace merecedora del afecto
que le prodigamos. La cosa es clara: si no me siento bien recibido en algún
lugar, empaco y me voy”.
Les comparto este enlace que encontré para que descarguen el libro “Amar o Depender” de Walter Riso,
de aquí extraje parte de lo que les escribí: http://www.liceosiglo21.com/amar_o_depender.pdf.
Es un gran libro, se los recomiendo a aquellas que
como yo, están en busca de la libertad y felicidad.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario